Ahora
que la literatura utópica contemporánea
ha adquirido carta de ciudadanía,
después de muchas décadas,
dentro de la historia de la literatura europea,
hubo que esperar hasta abril del 2006
para asistir al primer simposio sobre el
tema “Literatura árabe y ciencia-ficción”. En
la Facultad de Letras y Ciencias Humanas
de Casablanca, Marruecos, se debatieron los
siguientes puntos: ¿existe dentro
del mundo árabe algún interés
por la CF? ¿Por qué los escritores árabes
no muestran entusiasmo por la CF? ¿Cuáles
son las razones que explican la falta
de difusión de este género
literario, incluso dentro de la esfera universitaria?
Un
libro es un jardín que llevas en
tu bolsillo
Proverbio árabe
Bajo
la dirección del profesor de literatura árabe
Idriss Qassouri, los participantes relevaron
aquellas novelas de autores árabe-parlantes
que abordan el tema del futuro. Después
de haber analizado la situación actual,
se lamentó que la crítica literaria
tampoco se preocupe demasiado por ese género.
Es ciertamente difícil presentar un
análisis bien argumentado, pues hay “demasiadas
teorías occidentales y muy poco material árabe.”
Hasta
el momento, la óptica con la cual
se aborda el género es, sobre todo,
la siguiente: en 1987, después de
un amplio simposio sobre la literatura infantil
en los países del Golfo, la CF fue,
por cierto, calificada como “fundamentalmente
atractiva”, pero añadiendo que
sería preferible que los libros y
series televisivas se desarrollasen en un
universo familiar a los niños árabes,
situándose dentro de la tradición
cultural árabe, y asegurándose
de satisfacer los principios religiosos islámicos. La
moción fue: “Liberar la
imaginación infantil, sí, pero
dentro de los límites establecidos.”
No
fue sino hasta mediados del año 2005
que Sifat Salameh, una especialista
egipcia en CF radicada en Estados Unidos,
pudo criticar los sistemas educativos árabes,
a los que reprocha no impulsar suficientemente
la creatividad y la imaginación. Ella
exige la integración de la CF a los
curriculums normales de las escuelas y universidades
del mundo árabe.
“El
interés de la ciencia ficción
como género literario reside en
su capacidad de estimular y fortalecer
la imaginación creadora del lector.
Es propiamente indispensable para desarrollar
la capacidad inventiva y descubrir precozmente
a creadores y personas excepcionales, que
den a nuestro mundo árabe una generación
de científicos poseedores del placer
del descubrimiento.”
En
su artículo, aparecido en el diario árabe
londinense al-Sharq al-Awsat, ella cita también
a Ahmed Zewail, Premio Nobel de origen egipcio:
“El
verdadero científico, ese que ama
su trabajo, debe saber soñar, pues
si él no puede imaginar su propio
mundo, no hará jamás otra
cosa que lo que ya hicieron sus predecesores,
y no aportará nada nuevo.”
Durante
la Primera Conferencia Internacional, consagrada
a la “Cyber-Ley”, organizada
en El Cairo en agosto del 2005 por la Liga Árabe,
el consejero en Tecnologías de la
Información de la Liga, Zayn Abdelhadi,
realizó asimismo una exposición
sobre la influencia que ejerce la CF sobre
la legislación del espacio virtual.
Prueba así que la CF triunfa al introducirse
poco a poco en el espacio árabe por
obra de nuevas tecnologías – aún
cuando, tal vez por causa de una mala interpretación,
rodee de un cierto halo oriental a la célebre
novela de William Gibson denominándola «Nuevo
Romance».
Los
problemas del mundo árabe actual frente
a la imaginación y la visión
de futuro son,
a decir verdad, sorprendentes, ya que aquí,
tanto como en Europa, han existido
en forma muy temprana utopías, en
el sentido de “sociedades ideales” -
por ejemplo la del filósofo Abu Nasr
Muhammad Al Farabi, en su obra “Lo
que piensan los habitantes de una ciudad
perfecta”. Quinientos años
antes que Thomas Moro en su Utopía,
Al Farabi describía una vida de felicidad
y de bienestar, donde el mejor de los Estados
había suprimido todas las malas tendencias
humanas. También podemos citar la
novela “futurista” de Al Qazouini,
compuesta en el año 1250 d JC, que
cuenta la llegada a la tierra de «Awaj
bin Anfaq», originario de un lejano
planeta. Pero, a diferencia de lo que
se producía en Europa, textos
de este género permanecieron como
raras excepciones. Llegados demasiado temprano,
sin duda, no produjeron ningún eco.
Hoy
en día, por el contrario, es de lamentar
la falta de formación científica
de las masas (y los autores), sin dejar de
lado cierto nivel de autocrítica (2).
Pero científicos como Hoyle, Asimov o
Sagan, capaces de pensar, de escribir y de
desencadenar el entusiasmo por lo que está más
allá de las fronteras de lo conocido
están, por el momento al menos, ausentes
del mundo árabe. Y no se ha encontrado
una editorial con el coraje de traducir Harry
Potter (lo que no ha presentado, sin
embargo, ningún problema en
otras 62 lenguas).
¿LAS “NOVELAS
UTÓPICAS” EN ESTADO DE EMERGENCIA?
“Los
sueños pueden ser más subversivos
que las ideologías políticas,
ese es el motivo de que constituyan una
amenaza tan grande para los realistas autoproclamados”
Arno
Grün
Hemos
disertado ya demasiado sobre las razones
por las cuales, en nuestros días,
después de las invasiones mongoles
y su cortejo de devastación, de
cinco siglos de ocupación otomana,
de los combates contra los Cruzados antes
de ella, y contra los poderes coloniales
europeos después, casi ningún árabe
mantiene alguna ilusión: es que
ni las luchas revolucionarias de liberación
nacional, ni la gran utopía pan-árabe,
ni los movimientos con fundamentos religiosos,
ni el estado socialista (incluyendo sus
planes quinquenales, convertidos pronto
en verdaderamente utópicos), han
mantenido sus promesas de traer la prosperidad
a todos. A cada paso adelante le
siguieron, por lo general, dos - o incluso
tres- hacia atrás.
Del
mismo modo, de los 28 ensayos efectuados
hasta hoy para reunir dos o varios de los “Estados árabes” arbitrariamente
creados, ninguno ha tenido éxito.
Todas las visiones palidecieron rápidamente
bajo la sombra de intereses geopolíticos
y económicos.
Es
bien cierto que las estructuras clánicas
y clientelistas no son, precisamente, el
terreno más fértil para que
maduren las utopías, dado que ellas
obtienen su inmortalidad de mantener firmemente
el ‘statu quo’. Solo
aquello que reproduce invariablemente el
conjunto de la tradición es tomado
en cuenta; las ideas nuevas, por el contrario,
difícilmente encuentren un oído
atento.
En
el fondo, todo esto carece de lógica,
pues la imaginación en sí misma
no presenta problemas ni para los autores árabes
ni para su público.
Desde
ya, la obra arabizante de
las Mil y Una Noches contiene diversos
elementos que, desde un punto de vista científico,
son del dominio de la CF (por ejemplo, la
alfombra voladora)(3). Pero dicha percepción
es una percepción “occidental”,
y no la de un lector árabe, para el
cual la técnica contemporánea
es algo complejo y extranjero, un contenedor
tecnológico que se puede importar
y utilizar sin necesidad de interrogarse
por el contenido, del que se recela (Ejemplo:
el Corán digital) (4). Como
botón de muestra, la idea del teléfono
celular le sigue siendo totalmente extranjera
a un árabe, hasta tanto no utilice
uno él mismo. Y una vez que
lo obtiene, se convierte sin transición
en una evidencia. ¿No es acaso, la
voluntad de Alá?
EL
PORVENIR ESTÁ EN MANOS DE DIOS
“Una
novela de base científica, que incorpore
una dimensión imaginaria, no encontrará una
acogida favorable en un entorno donde reinan
las respuestas prefabricadas y se rechaza
la cultura del conocimiento”
Doctor
Omar Abdelaziz
La
ausencia casi total del elemento “futurista” es
una de las características de conjunto
de la literatura árabe, y también,
sin duda, de la vida cotidiana. Dado que
el porvenir solo pertenece a Dios, es casi
sacrílego querer inmiscuir la propia
imaginación dentro de Sus Planes.
Si
los europeos se pusieron a practicar la huída
hacia el futuro para escapar al oscurantismo
medieval, los países árabes
están todavía lejos de haber,
siquiera, franqueado la salida. Por
el momento prefieren mirar hacia un pasado
glorioso, que a posteriori parece
más luminoso y brillante que cualquier
porvenir imaginable dentro de economías
nacionales desesperantes, bajo régimenes
políticos rígidos y la presión
creciente de la globalización. Este comportamiento
es comprensible, pues la mayoría de
los ciudadanos árabes experimentan
todo esto de forma continuada, y la realidad
cotidiana prueba sobradamente que la guerra
está lejos de concluir.
La única
promesa de salvación que les queda
es la que les ofrecen las religiones. Pero
sus mismos representantes están bien
lejos de proponer a la gente alternativas
creíbles y proyectos sociales atrayentes.
Por otra parte, tomada en estricto sentido
islámico, “imaginación” significa “potencia
creadora”, y la capacidad de crear
solo la pertenece a Dios.
Son,
por lo tanto, duros tiempos para los
escritores de CF árabe parlantes.
¿LA
CF NO LE INTERESA?
Personalmente,
fue a los 14 años que comencé a
leer “novelas utópicas”,
nombre con el que se las conocía entonces.
Gracias al Instituto Goethe de Damasco, tuve
acceso desde los años 60 a las
primeras traducciones publicadas por ediciones
Goldmann. Como frecuentaba, en la misma época,
un establecimiento escolar árabe,
pude provocar con regularidad el entusiasmo
de mis camaradas, resumiéndoles esas
historias de ciencia-ficción. El gusto
de los jóvenes por lo imaginario y
las utopías parece traspasar sin inconvenientes
las fronteras culturales.
En
los años 80 compuse yo mismo algunos
relatos, que publiqué en Heyne
bajo el seudónimo de Ghassan Homsi,
(1) pero en mi entorno árabe el
interés por los futuros posibles parecía
disminuir de manera dramática con
la edad. Casi nadie obtenía ya placer
de ascensores orbitales, nanotecnologías
o de las esferas de Dyson. La maquinaria
social los había atrapado, y el tiempo
se había detenido. Aún hoy,
los artículos o entrevistas a autores
de lengua árabe no mencionan más
que a Verne y Wells, y solo ocasionalmente
surgen los nombres de Orwell, Asimov o Sturgeon.
Los
más jóvenes, al contrario,
conocen las películas y series televisivas
de CF tan bien como lo hacen los del resto
del mundo. En los foros de Internet se constata
rápidamente que no solo Terminator,
la Guerra de las Galaxias, Alien y Matrix han
causado fuerte impresión, sino también 2001, Blade
Runner y El Guardián. ¿Por
qué estos mismos jóvenes no
se interesan en la CF en lengua árabe?
EGIPTO,
A LA VANGUARDIA
Fue
en Egipto que se compusieron, hace más
de 50 años, las primeras obras de
CF árabes de los tiempos modernos.
Otros países árabes les siguieron
el paso unos 25 años más
tarde. Pero no tuvieron mayor proyección.
Los
especialistas en literatura computan 35 novelas
de CF aparecidas, hasta ahora, dentro de
este espacio lingüístico. Lo
que no debe ser del todo exacto, dado que
solo en Egipto se publicaron más de
20 novelas, como ser Los habitantes del
otro mundo, o Fuga en el cosmos,
así como 15 antologías de cuentos
(cito Salven a este planeta, o Cinco
minutos de vida). Asimismo, numerosos
autores árabes han flirteado con la
CF, pero solo un pequeño número
de ellos ha escrito más de una novela
o relato. Por lo demás, raramente
exceden las 100 o 150 páginas.
El
dramaturgo y cuentista egipcio Taoufiq Al
Hakim abordó en dos ocasiones, en
el transcurso de su carrera literaria, temas
de CF: en 1953, en la novela breve El
año un millón, y en 1958
con la obra de teatro “Viaje al
futuro”.
Youssef
Izzeedeen Issa escribió varias piezas
radiofónicas de CF, que fueron difundidas
por la radio egipcia a partir de 1957. Muy
a menudo, se designa la novela La araña,
de Mustafa Mahmoud (1964), como la primera
novela “verdadera” de
CF; el mismo autor publicó más
tarde, en 1967, Un hombre bajo cero.
Las antologías poéticas Viajes
y medallas, y Rupturas, de
Ahmed Suouailam contienen numerosos elementos
típicos de la CF.
La
primera novela publicada por una mujer fue El
crimen de un mundo, de Omayma Khafaji.
Los
autores Nihad Sharif y Muhammad Al Achri
fueron aún más prolíficos.
Nacido en 1932, Nihad Sharif es considerado
el representante de una CF árabe disciplinada,
que se permite pocos desbordes. Diplomado
en historia, comenzó a escribir en
1949 y sus textos fueron publicados en la
mayor parte de las revistas y diarios árabes.
Su
primera novela, Los vencedores del tiempo, fue
seguida por otras seis, así como por
ocho colecciones de relatos, y dos obras
de teatro. Su primera obra trata de la criogenización
o congelación de seres humanos: en
su instituto de Hélouan un médico
descubre un método que funciona, y
secuestra, con la complicidad de su asistente,
a varios científicos de diferentes
nacionalidades, con el propósito de
criogenizarlos para explotarlos luego. Este
plan diabólico es descubierto por
un joven periodista. Esta breve novela fue
filmada poco después, con Nour Al
Sharif (Mohammed Jaber) en el rol principal.
Habitantes
de otro mundo reúne
muchos elementos característicos
de las utopías.
Unos
científicos desarrollan exitosamente,
en una base submarina, importantes tecnologías.
Pensando en el bien de la humanidad, procuran
obligar a los Estados del mundo entero a
concertar una paz durable y a destruir
todas las armas, en particular las atómicas.
Pero los submarinos de los sabios son bombardeados
por aviones no identificados. Solamente
un científico sobrevive y logra refugiarse
en su base secreta, desde donde recomenzará su
lucha.
Muhammad
Al Achri (6) ha publicado hasta el presente
cuatro novelas: Las jóvenes hijas
de los soñadores de mitos, El
manantial de oro, Las manzanas del
desierto y, finalmente, El
halo luminoso. Próximas a editarse: Un
aroma de días olvidados y El
jardín de las almas.
Nacido
en El Cairo, este joven geólogo (38
años) especialista en petróleo,
que también posee un diploma de traductor,
ha recibido ya varios premios. De niño,
leyó acerca de las bombas de Hiroshima
y Nagasaki, y se propuso tempranamente construir
una “anti-bomba”, que aspiraría
y comprimiría las radiaciones.
Cómo
reparar y limitar sus estragos, esos serán
los temas fundamentales de sus obras posteriores, inspiradas
a menudo por la vida en los campamentos del
desierto. Y la solución, es siempre
el amor - en total conformidad con el romanticismo
oriental. Es lo que surge de su blog en árabe
(17), en el cual coloca también comentarios
sobre la situación de la CF árabe
en general:
“La
poca difusión de la CF en el espacio literario árabe
se explica por nuestro retraso científico
en lo cotidiano. (…) La mayoría
de los nuevos términos tecnológicos
nos parecen, bajo su forma árabe,
poco familiares y complicados, y por consiguiente,
no solemos utilizarlos”
Muhammad
Al Achri
En
Al Achri, descubrimos nuevas ideas y “auténticos” elementos
de CF. En El halo luminoso, el autor
se interesa en energías alternativas.
Como la arena del desierto está frecuentemente
recubierta por una ínfima película
de óxido ferroso, elemento conductor
de la electricidad, los granos de arena producen,
por frotamiento entre ellos, una carga eléctrica.
Esto permite construir una máquina
en la que la arena se electrifica bajo la
acción de corrientes caóticas
de aire, y la electricidad generada de este
modo es de inmediato recuperada y utilizada.
Esta idea de emplear la arena de los
desiertos para producir electricidad puede
ser considerada anticipatoria, pues el autor
ignoraba en esa época por completo
que dicho método, poco tiempo después,
no tendría nada de “ficción
científica” dado que en Europa
se habla de utilizar industrialmente el silano.
Y es justamente en Egipto que reencontramos
un fantasma de los años 50, una época
en que se ignoraban ampliamente, incluso
en el mundo occidental, las publicaciones ‘baratas’ y
la literatura de kiosco, negándoles
a sus autores cualquier valor literario.
Pues prácticamente nadie osa hablar
de Nabil Farouk, autor y editor de varias
colecciones de policiales y CF, leídas
principalmente por niños y jóvenes,
y que hacen recordar la colección “Tres
signos de interrogación”, aunque
proyectada hacia el cosmos.
Este
médico egipcio, que desde hace tiempo
no practica su profesión, recibió en
1979 el Premio del Castillo de la Cultura
de Tanta por su relato “La profecía”,
que abrió la serie Cocktail 2000, y
ganó en 1984 el concurso de la publicación
kuwaiti “Los mundos del libro” con “Los
rayos de la muerte”, que inició,
a su vez, la serie Archivo Futuro.
Esta última obra pone en escena a
un intrépido grupo de jóvenes
de ambos sexos, en lucha contra todo un conjunto
criminal, donde entran tanto fabricantes
de armas ilegales como invasores extraterrestres,
ocultos por millones de años debajo
de la superficie terrestre. Utiliza todos
los recursos del género, desde mundos
paralelos hasta viajes en el tiempo y el
espacio. Inserta también un buen número
de consideraciones filosóficas, como
una especie de “chalecos salvavidas” destinados
a evitar que las historias naufraguen en
la marea desbordada de la pura acción.
Sea como sea, estas colecciones logran que,
en este momento, Nabil Farouk sea el autor
de CF más célebre del mundo árabe.
LOS
OTROS PAÍSES ÁRABES
El
primer título de CF árabe fuera
de Egipto es la novela Elixir de vida,
del marroquí Mohammed Aziz Al Habbabi,
aunque este libro fue el único esfuerzo
de dicho autor en el género. En 1979
apareció en Marruecos una segunda
novela, La marea azul, de Mohammed
Abdessalam Al Baqqali.
En
Irak las primeras obras de CF fueron publicadas
hacia mediados de los años 80. Se
trataba de la novela La mancha verde,
de Kassem al-Khattat, en 1984, y
de las antologías de relatos Pulsaciones
de vida, de Muouaffaq Uays Mahmoud,
y El planeta verde, de Ali Karim
Kathem (ambas de 1987). En 1992 la novela El
hombre múltiple, de la kuwaití Tiba
Ahmad Al Ibrahim, seguida por otro par de
obras, marca, junto a las de la egipcia Omayma
Khafaji, el debut femenino en la CF árabe.
Durante
los años 90, el número de autores
dedicados al género aumentó;
podemos citar a Kassem Kassem en el
Líbano; a Mustafa Al Kailani en Túnez,
a Abdallah Khalifa en Bahreïn y a Mussah
Ould Ibno en Mauritania. La escritora siria
Lina Kailani ha compuesto 40 textos, mientras
el jordano Sulaiman Mohammed Al Khalil se
ocupa de la clonación con un
humor negro que, desgraciadamente, resulta
muy raro encontrar en la literatura árabe.
Las antologías de relatos Cazadores
de espíritus (1997) y Nostalgia
de las estrellas (2000), de Ashraf Faqih,
se pueden encontrar en las librerías
de Arabia saudita.
El
sirio Talab Omran, nacido en 1948, merece
una mención especial. Considerado
también como uno de los pioneros de
la CF árabe, en agosto del 2005 su
bibliografía comprendía ya
45 novelas y antologías de relatos.
Omran es doctor en Astronomía
y ha sido, por más de 14 años,
el conductor de un programa científico
en la televisión siria. En este momento
dirige el departamento de Matemáticas
e Informática en la Facultad de Ciencias
de la Educación de Al Rastan.
Su
primera obra, El planeta de los sueños (1978), fue
seguida por numerosas novelas. Cito: Viajeros
más allá del sol (1979), Sobre
la luna no hay pobres (reeditada en
1983, 1997 y 1999), y también Fuente
de sombras (1995). La novela Misterios de
la ciudad de la sabiduría, fechada
en 1985, ha sido traducida al inglés
en 1992 y publicada en India. Sus novelas
y relatos fueron enseguida publicados en
tres ocasiones, a partir de 1997, por la
editorial de orientación islámica
Dar Al Fiqr de Damasco. La mayoría
suma entre 100 y 150 páginas y cuesta
de 2 a 4 u$s. Las estadísticas dan
testimonio del creciente interés por
la CF: el editor publicó solo 4 libros
en 1997, suma que trepó a los 8 en
1999, y ya llega a 12 en el 2004.
Omran
reniega contra los que estropean el género
al imaginar escenarios ilógicos o
anti-científicos. Que hagan aterrizar
sobre Júpiter (¡un planeta gaseoso!),
o sobre los anillos de Saturno, “una
nave espacial árabe », o
volar hasta la Luna un ascensor (que, previamente,
ha atravesado el techo de un edificio de
varios pisos), o que hagan andar a un niño
por el aire dentro de una pompa de jabón,
son cosas que lo sacan, puntualmente, de
las casillas. Todo eso entra, más
bien, en la onda de las Mil y Una Noches.
Pues allí sí todo está permitido,
la fantasía no tiene límites
ni el relato un final.
CONCLUSION
Hasta
el presente, no ha habido más que
un número escaso de escritores de
CF seria, o de “verdaderos” autores
de CF árabes. Tampoco contamos con
un Perry Rhodan árabe parlante para
poder determinar, a la hora de la oración,
la ubicación de la Meca en el hiperespacio.
Los autores todavía son juzgados con
los altos standard de la literatura tradicional,
y resultan acremente criticados cuando se
ocupan de asuntos tabú.
La
distribución y el marketing son, en
general, ineficientes – incluso dentro
de un mismo país árabe - y
a pesar de la organización de Ferias
del Libro la producción de los vecinos
sigue siendo poco conocida. Solo Internet
permite el intercambio entre jóvenes
autores. La Red salva del naufragio total.
Y poco a poco, hay más interesados
en prestar atención.
En
febrero del 2006 el periódico libanés
An-Nahar comunicó su intención
de consagrar una parte de su página “Literatura” a
la CF. Las periodistas Jumana Haddad y Zaynab
Assaf invitaron a los autores a enviarles
sus textos. Pero - ¡oh, frustración!
- constataron que incluso aquellos
jóvenes autores a los que habían
escrito personalmente no respondieron a la
convocatoria. El análisis que ellas
hicieron es virulentamente crítico,
pues tampoco aceptan los argumentos generalmente
admitidos. ¿Carencia de entorno científico?
Cyrano de Bergerac tampoco contaba con él,
300 años antes de la Apolo. ¿Falta
de imaginación? Es absolutamente
falso, aún cuando los excesos de imaginación árabes
tienden, por lo general, a las expansiones
líricas. ¿Ahogados por la lucha
por el pan cotidiano, el sexo, la supervivencia? ¿Acaso
no es cierto que muchas de las mejores obras
de la CF fueron escritas en medio de catástrofes
personales, nacionales o mundiales? En resumen,
las dos periodistas culpan, en primer lugar,
al factor lingüístico:
“La
lengua árabe es básicamente ‘hostil’ a
la terminología científica.
La nomenclatura científica no es
armoniosa, ni se acomoda al idioma. La
educación científica se
brinda, por esta causa, en inglés
o francés, y el pensamiento científico
se encuentra desconectado de nuestro idioma.
Traducir (textos científicos) es
difícil, por no decir imposible.”
Se
pueden entender fácilmente las reticencias
de los editores ante las traducciones, cuando
se ve que CF “Hard” ¡se
traduce como CF “pesada”! Incluso
acompañada con esta explicación: esta
CF es difícil porque utiliza leyes
y teorías científicas extremadamente
precisas, ¡exigiendo del autor un alto
grado de especialización! ¿Qué editor
va entonces a arriesgarse con Banks,
Brin o Vinge?
En
el curso del simposio previamente mencionado
sobre “Literatura Árabe y Ciencia
Ficción” se decidió,
en todo caso, que era urgente proseguir el
estudio del género dentro de la literatura árabe.
Y tal vez nosotros mismos podamos presentar,
en el Simposio Internacional previsto para
abril del 2008 en Casablanca, algunas nuevas
novelas de CF - algunos nuevos jardines de
la imaginación para llevar en los
bolsillos. ¡Toda la juventud árabe
nos quedará agradecida!
Una
perlita para finalizar. El 24 de diciembre
de 2005 la Libyan Bager Jassem Mohammad publicó,
en “Diálogo civilizado”,
sitio independiente de orientación
izquierdista, un relato de CF, “Un
mundo sin colores”.
En él,
científicos procuran determinar cuál
es el mejor color para el entorno humano.
Se repintan completamente, por lo tanto, cinco
ciudades, cada una con un color diferente.
Edificios y vehículos, vestimentas
y artículos de todo tipo, en breve
todo es de un mismo color. El análisis
estadístico de los resultados del
experimento, que concluye catastróficamente,
revela que los daños tuvieron la misma
amplitud en todas las ciudades, pues un mundo
de un solo color es un mundo sin color.
El
mundo árabe ofrece muchos aspectos
que merecerían justificadamente una
conclusión semejante.
LINKS
- http://www.its.caltech.edu/~femto/biography/index.html
- http://www.sup.org/book.cgi?book_id=5530
- http://jnaudin.free.fr/lifters/story.htm
- http://www.symbiostec.net/
- http://www.khammas.de/indexec87.html?mode=rubriken&id=7
- http://www.arabiancreativity.com/ashry.htm.
- http://ashrynovels.blogspot.com/
- http://www.telepolis.de/r4/magazin/lit/21228/1.html
En
Tlaxcala (http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=1290&lg=fr)
*
El autor: Achmed
Khammas nació en Berlín
en 1952, de padre iraquí y madre
alemana. Es ingeniero, novelista, traductor-intérprete,
realizador de videos. Vive en Berlín.
Un resumen en alemán de su última
novela (bajo el seudónimo Ghassan
al-Homsi), fue publicado en octubre del
2005 por TELEPOLIS (“Mohammed Superstar”).
Traducción
del alemán al francés: Michèle
Mialene. Revisada por Fausto Giudice, miembros
de Tlaxcala, traductores por la diversidad
lingüística (www.tlaxcala.es).
Esta traducción está en Copyleft:
reproducción libre, a condición
de respetar su integridad y mencionar fuentes
y autores. Traducción
del francés al castellano: Olga
Appiani de Linares |